Delirios

Delirios
Luna Lunera

lunes, 27 de agosto de 2012

Como la primera vez

El deseo me enciende
Y  como la primera vez, sueño tomarla entre mis brazos y no dejarla escapar.


Se va como espuma el tiempo,
Mis labios despiertan del invierno de su ausencia y yo le susurro lo mucho que le eché de menos.

Retumban campanadas de auxilio, 
Y aunque ella no sepa que me duele hasta en sueños, mi mirada se lo dice sin hablar.

una lagrima brota de mis ojos y ella me abraza frívolamente, pero con el corazón.

Ha pasado tiempo, y como la primera vez, recorren mi cuerpo cientas de mariposas, que viajan a mis labios y me queman las ganas de besarle.

Las pálidas manos que alguna vez recorrieron mi piel, acarician el pelo donde mis sueños anidaron, y como la primera vez me enamoro más de ti .

El fuego que un día fueron sus labios, la calma de sus miradas, solo son recuerdos de historias que muero por contarte, y terminar rendido, con mi cabeza descansando en tus piernas y con la paz descansando en mi alma.

Fuimos lo que el destino escribió, aves de paso en el corazón, inocentes con sueños de eternidad,  sinfonía de cielo en cada beso.

Como el huracán que destruye todo a su paso, cenizas de momentos, destellos de locuras, se me va la vida entre los ojos que aman lo que miran y ya no habrán de ver.


Somos lo que el tiempo quiere, y queremos lo que el tiempo nos enseño. Margaritas en invierno, soledad entre la multitud.

Y como la primera vez, cándida sonriente, orgullosa incansable, me dices “hasta luego”, mientras se me queda la vida contigo.

jueves, 3 de noviembre de 2011

No te fies...

No confíes jamás en el "por siempre"
Aléjate por siempre del jamás.
No seas dueño de los besos que se dan,
Tan solo por besar.

No te tragues las mentiras que te digan
No dejes que las verdades te persigan.
No permitas que los demás decidan.
No intentes salvar a los que se suicidan.

No bebas agua de mar,
De un mundo con el corazón a punto de marchitar.
No le pidas besos a esa chica,
Cuando ya no te los quiera dar.

No te subas al tren de los abnegados,
No uses los pantalones ajustados.
No llores con las películas de enamorados
Comete a besos a los ancianos.

No le vendas miedo a los borrachos de dudas
Que se caen a cachos de vergüenza y arrugas.

No le temas al fantasma de un niño
No le pegues al perro que te ladra su cariño.

No tomes tequila, si no para curarte las heridas.
No bebas champan, si no en la boda de tus primas.

No enciendas fogatas, si no quemas los recuerdos.
No quieras que miren al cielo los cerdos.

Métete al mar desnudo,
Pero no te convenzas de un “lo dudo”

No busques sirenas en un vaso de agua
Y nunca salgas a la lluvia sin paraguas.

No le temas a las habitaciones oscuras
No les mientas jamás a los curas.


No arranques las flores de otros huertos.
No te inventes futuros inciertos.

No confundas los abrazos de las despedidas.
Con los abrazos que curan todas las heridas.

No me digas que te vas
Y te llevas la otra mitad de mi vida.

viernes, 21 de octubre de 2011

No me olvides...

No me olvides.

Bébeme en el agua, 
Sienteme en la lluvia, 
Abrázame en el rayo de sol.

Óyeme en el silencio de la noche, 
en el rechinar de la puerta, 
en el llanto de un niño, 
en el charco donde pisas.

No me olvides.

Píntame con el lápiz, 
huéleme en las flores, 
Bésame en la espuma del mar.

Pero no me olvides.
No olvides aquello que no debes olvidar.

Quémame en fotos, 
Tírame en recuerdos.
Escóndeme en cartas 
y que nadie sepa, 
que nadie sospeche que sigo ahí en tu mente, 
en tu palpitar, en tus labios, en tu piel. 

En la silueta de tu cuerpo, 
en tus pupilas.
En la caricia de tu pelo,  
en tus sonrisas.

Camina entre la gente y escúchame en sus voces, 
pídeme en tus rezos, 
mírame en la luna.

La solitaria luna que te aconsejara de amores.
La luna triste y fiel.

Luna que guarda su dolor en su lado oscuro, 
para que no lo veas, 
para que no te enteres lo mucho que le ha de doler tu partida, 
tanto como a mi me duele,
insoportablemente.

Cómeme en el pan, 
trágame en la leche, 
ahógame en los llantos y víveme en recuerdos.

No me olvides.

Ódiame, 
porque odiándome sabré que aun me recuerdas 
y te sentiré tan mía, como alguna vez. 

Como cuando el “nosotros” era importante, 
mi nombre tu amuleto y tu fe mi vida.

Siénteme en el vidrio que te corta, 
en la sangre que te brota, 
en las manos que te curan.

Acaríciame en el espejo donde vivo,
en tu almohada donde descanso, 
a tu costado donde te cuido.

Llévame en la cruz que cuelgas en el cuello, 
en las sombras donde te acompaño, 
en el alma donde anido.

No me olvides

Piénsame en los sueños en que te visito, 
en las estrellas donde te sonrió.

En el gato triste que en la calle te mira y en el corazón mío, 
que te llevaste, dejándome aquí, vacío…

Recuérdame en los latidos de tu corazón, 
donde gritare tu nombre con cada palpitar.

Y no me olvides

Aun si te obligan a hacerlo, 
recuérdame en el silencio.

Porque en el silencio te diré incansablemente, 
que te siento a mi lecho, 


No me olvides,

Arrástrame en el rio de tu desprecio
Y ponle a mi vida cualquier precio...

Que pase lo que tenga que pasar…

Luego búscame en tus labios, 
en aquel lunar.

Viviré en el aire

No me puedes olvidar...

martes, 11 de octubre de 2011

Nosotros Amamos

Nosotros amamos.

Susurra el aire, una hoja flota ligeramente y cae sobre un charco.
El humo de un cigarro viaja y entra en un automóvil, donde dos amantes se entregan a besos.

Tú los miras y la extrañas. 
En un suspiro se te escapa el alma. 
La sientes tan lejana como ayer, con el preludio del mañana.

Sosteniendo un bastón, aquella anciana, espera  el verde de un semáforo, para cruzar la calle.
El calor sofoca, el frio cala los huesos y el tiempo…
Aun recuerdas cada detalle.

Bajo la lluvia de esta ciudad, las pisadas se vuelven sonidos, los sonidos se vuelven palabras, las palabras nada…

Nosotros amamos.

En la terraza de un departamento, 
dos estudiantes, conversan sobre una película, 
y en el piso de abajo, un bebe llora.

La noche se hace presente y en algún lugar, en algún rincón, un pensamiento...

Nosotros amamos.

Nosotros amamos, tanto, mucho, poco, casi nada.
Más que ayer, menos que mañana.

Nosotros amamos y se nos sale el alma y se convierte en piedra,
el corazón se escapa y se convierte en nada.

La noche alberga  los vagos sonidos de la oscuridad.

Recostado en tu cama, escuchas su voz. 
Y ella te cuenta el cuento de los que no esperan, 
el cuento lamentable de los que no aman, los que no son amados, 
para marcharse con el alba y nosotros…

Nosotros amamos.

Nosotros sentimos, de pies a la cabeza, como el fuego nos quema las ganas, 
como el agua ahoga la calma, 
como el viento se lleva su sonrisa
Y la muerte es solo la suerte, con una letra cambiada.

Nosotros amamos.

Y tanto la amamos, tanto la llevamos como a uno mismo,
que ni ahora, sabiendo lo que menos habías de querer.
Dejas de amarla mucho, poco, casi nada.
Más que ayer y menos que mañana y el tiempo se te hace corto para extrañarla.

Por el boulevard de los sueños rotos, moja una lágrima antiguas fotos
Y una canción se burla del miedo.

En las calles de la amargura, le temes a las sombras del pasado.
En el basurero de los recuerdos, un gato busca las ultimas palabras,
La sonrisa que un día provocaste y el beso que no se darán.

La luna es una daga manchada de alquitrán.

Nosotros amamos.
Y mientras poco a poco va amaneciendo, 
Soñamos con esas miradas que enloquecen al más cuerdo.
Ni cien años de manicomio podrían borrar los recuerdos.

De un árbol viejo, cae una hoja y el viento la eleva, 
Una, dos, cien pasos, para después tirarla sobre un charco.
El tiempo, el mundo…
Al menos algo, siente lo que tú, por un segundo.

Y el humo de un cigarro pasa frente a ti. 
Te imaginas ser humo también y volar 
Uno, dos, cien kilómetros, para entrar por su ventana y acariciarla así.

Pasa el tiempo, los minutos, las atmósferas 
Y cada gota de sangre se transforma en ilusiones que no son más que nada.

Bajo la lluvia de esta ciudad, 
las pisadas se vuelven sonidos, 
los sonidos se vuelven palabras, 
las palabras nada…

Ahora te marchas lejos, muy cerca. 
En donde solo nosotros los que amamos, 
comprendemos y sentimos lo que ahora tú sientes.

En alguna cantina, un bar, el club de los iguales, 
Donde lloraremos todas y cada una de las penas.

Y en el último trago de licor, beberemos sus labios, como si nuestros fueran.
Cantaremos canciones como si las oyeran.

Y borrachos de melancolía, 
Gritaremos al mundo que nosotros sufrimos, 
Nosotros lloramos…

Mucho, poco tiempo, nosotros…
Nosotros amamos.

martes, 4 de octubre de 2011

Y beso a beso te voy adorando (carta)

Y beso a beso te voy adorando.
En tus labios hallo la alegría que busco y la paz que necesita mi pobre corazón maltrecho.
Desde el primer día, el primer momento, el primer suspiro.
El primer  te quiero, un abrazo bajo la noche y la primera canción.
Beso a beso te voy adorando y mis labios me piden a gritos que vaya yo a buscarte  ¡y que te bese! Que me beses sin hablar, sin decir nada, tan solo el silencio y nuestros suspiros.
¿De que sirve contarnos de la vida? ¿De que sirve nuestro pasado y nuestra historia?
Ahora solo importas tu, yo, nosotros…
Porque ahora el presente son y serán nuestras caricias, y el futuro este amor;  que me arrastra hacia ti como una ola bajo la luna, en la marea de la noche, furiosa, apasionada y ¡cierto!, con ansiedad de amarte.
No quiero parecer apresurado…
No quiero que me hayas tú de creer un loco testarudo, si en medio de un beso, te dijera que te estoy adorando.
Puedes creerlo y sentirlo en tu corazón u olvidarlo y continuar como hasta ahora.
Después de todo así somos felices.
Pero día con día, has de saber, mi corazón me pide que te haga mía.
De ser  tuyos mis besos, tus besos míos.
Tuyas mis palabras y cartas. Mías tus canciones y te quieros.
Nuestras las noches y los días, tardes de lluvia, todos los momentos.
 Y mío tu corazón.
No quiero parecer apresurado.
No quiero que me hayas tu de creer un perseguidor incansable, si al verte con alguien mas, ardiera de celos por dentro.
Si al irte de mi lado, me sienta triste y solo.
Y no es que así me comporte siempre.
Después de todo, solo somos dos chiflados que se besan tumbados en el suelo prendidos en un abrazo.
Después de todo solo somos dos tontos que se extrañan cuando no están juntos.
 Y a veces de repente, si la mente desvaría más de lo normal, se conectan para pensar las mismas locuras, tonterías, amores.
Pero  debo contarte que no me gusta del todo, pensar en compartirte…
Beso a beso te voy adorando…
Solo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Solo tus manos, dame, dame tus manos.
Solo tu cuello, ¡deseo!, ¡deseo ahora mismo morder  tu cuello!
Solo tus besos, ¡calla!, bésame, solo bésame…
Perdóname si te incomodo espiándote a veces cuando me besas.
Perdóname si a veces hablo de más, perdóname pidiendo perdón a cosas insignificantes.
Eso no importa…
Ahora solo importas tu, yo nosotros.
Porque ahora te entrego las llaves de mi inmenso corazón, donde escondiera su tesoro, un niño perdido. Y en ti queda ya, hacer de el, lo que tu voluntad anhele.
Y en tus ojos me mirare, en tu vientre me dormiré y en tu boca viviré eternamente.
Quédate conmigo. ¡Bésame!
Dime que sientes lo mismo, ¡Bésame!
Mírame a los ojos y con una mirada hazme saber…
…Que beso a beso me vas adorando…

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Miro el reloj... En honor a Reloj de Roberto Cantoral.

Miro el reloj…


Poco más de las 10 y ella me espera.
Siento un gran escalofrió que me recorre el cuerpo y me quema la calma.
Tanto espere este momento.


Cuando estamos juntos, el tiempo se detiene y solo quedamos nosotros.
Los dos y nuestras almas quedan en silencio hablando con la mirada.
Los rayos de luna penetran las rendijas y se multiplican en los espejos de sus ojos.
Me miro en ella y se que nada es igual.
La abrazo y se que todo a cambiado.


Tanta lejanía, dolor.
La estoy perdiendo.
La noche nos tiende una trampa y nuestros labios, ansiosos de amar, se unen en un beso.
El silencio se transforma en “Te amos” que se confunden entre suspiros.Envueltos en un manto de alegría, nos juramos amor eterno.
Yo no quiero perderla.
Daria la mitad de mi vida por escapar con ella y vivir la mitad que me quede.
Una noche fría de Enero, de esas cuando los gatos corren a esconderse entre la oscuridad.

Le miro fijamente y le cuento el cuento de los que aman.
Y pasan los segundos y los latidos van marcando el tiempo que nos queda.
Como podía yo saber que esta era la ultima vez que estaríamos juntos.
Y tomarla fuerte entre mis brazos y no soltarla hasta el amanecer

Como podía hacerme al aire, meterme en sus pulmones y vivir en sus suspiros, con cada respirar.
La amo tanto, que tanto mas la voy a extrañar.
Como podía cocerle mis besos en la piel, tatuarle mis caricias, grabarle mis palabras.
Y va amaneciendo y el reloj suena incansablemente.
Sentada a mi lado, recarga su cabeza en mi hombro y yo me dejo llevar por aquel “tic tac” que se escucha tan cercano.
“Reloj, no marques las horas porque voy a enloquecer, ella se ira para siempre cuando       amanezca otra vez”
Y no se si la luna, no se si la noche.
No se si el momento, el tiempo, la oscuridad.
Culpables fueron de que su tierna cara, bella y triste como esta madrugada.
Se llenara de lagrimas y entre tantas emociones, alzara la mirada y mirándome susurrara un “Te amo”…
“Nomas nos queda esta noche para vivir nuestro amor y tu tic tac me recuerda mi irremediable dolor”
Yo he de jurar por lo más sagrado de mí existir, que ni el canto de las aves o el sonido del mar, el silencio de la noche o el latido de dos corazones que saben que todo terminara…
Ha de ser tan profundo como esas palabras, en ese momento, en ese lugar, a esas horas…

Luego, le miro fijamente y le canto la canción de los que aman y no quieren perder su mejor amor.
“Reloj detén tu camino, porque mi vida se apaga, ella es la estrella que alumbra mi ser, yo sin su amor no soy nada”
Y prometo, con la mano en el corazón, con el corazón en la mano…
Que pueden pasar miles de años y besos, y canciones y llantos.


“Detén el tiempo en tus manos, haz esta noche perpetua, para que nunca se vaya de mi, para que nunca amanezca”…
Miro el reloj
No te voy a olvidar. Es hora de que me marche y me convierta en aire para que me puedas respirar.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Matame cien veces...

Ven y mátame…
Apuñálame una, dos, cien veces.
Arráncame el corazón, 
dispárame con balas de lejanía,
envenéname con tu olvido.
Ven y mátame…
Ahógame en el mar de lágrimas que he creado ahí en mi alcoba, 
quémame con el fuego de la pasión perdida, 
asfíxiame con manos de luna, de suave textura y débil candor.
Arranca también mis ojos que un día te vieron sonreír, 
para no ver como te marchas quietamente con uno, dos, cien recuerdos, 
dejándome solo, solo, como el infierno sin demonios, 
como el paraíso sin ti.
Ven y mátame…
Desángrame con tus besos, 
enférmame de tu ser, 
arrójame al precipicio de la tristeza y el desamor.
Grítame al oído una, dos, cien veces y muy fuerte, tu desprecio.
Déjame sordo, muy sordo para no poder escuchar tu vos ni en mis pensamientos.
Ven y mátame…
Mirándome a los ojos, dime que no me amas.
Deja a mi corazón tan débil que apenas pueda latir.
Y si todavía estoy un poco vivo, un poco muerto, 
córtame las piernas y los brazos, 
destájame la lengua. 
Porque no vaya a ser que en mi último aliento, 
corra yo desesperado, 
te tome entre mis brazos, 
te abrace fuerte y te suplique que no nos dejes, 
que nos ames como siempre, como antes, 
como después de uno, dos, cien besos.
 Y así finalmente caer rendido a tus pies como un esclavo, 
como una flor, como la arena. 
Apagando una, dos, cien noches de desconsuelo, 
de soledad,  de dolor, de agonía.
Y sonriente susurrar un “Te amo” 
una, dos, cien veces,
hasta el final incierto de la eternidad.
Ven y mátame, detén mi agonía.
Ven y mátame, 
porque no vaya a ser que cansado de todo esto, 
 de todo el dolor que me has causado, 
vaya y te mate antes a ti…